¿Dónde radica la diferencia entre ser precavido y ser temeroso?.
Para el que recién comienza a inmiscuirse en la ley de la atracción, le parecerá que los mismos son sinónimos, porque a causa de las primeras lecturas que a tenido, razonará que al ser precavido uno está pensando en ese echo que quiere evitar, y que como consecuencia de ello, en vez de evitarlo, lo atraerá.
Es decir, el que recién empieza a estudiar esta materia dirá: A pensamientos negativos atraigo consecuencias negativas, por lo tanto no hay diferencia entre el ser precavido y el ser temeroso.
Sin embargo lo anterior no es así, aunque a simple vista lo parece.
La diferencia se encuentra en la “emoción” que uno imparte ante dichas situaciones. Al ser temeroso no sólo estamos pensando en ese elemento o circunstancia, sino que lo estamos acompañando de una “emoción negativa”.
Es decir, el problema de atraer consecuencias negativas, no es tanto en el echo de pensar específicamente en ellas, sino en esa influencia negativa que la acompaña o conforma.
Por lo tanto cuando uno esta siendo precavido, como por ejemplo al circular en automóvil, y uno mira a ambos lados de la esquina antes de cruzar la bocacalle, seguramente tendrá muchísimas menos posibilidades de chocar, que si lo hace sin mirar y despreocupadamente.
Por otra parte el que maneja continuamente con el temor a chocar, indefectiblemente llegará el momento en que chocara.
Algunos también dirán: Si uno en teoría no tiene en ningún momento pensamientos temerosos de chocar, aun cuando no se fuese precavido, ¿habría alguna razón para que esa persona que maneja despreocupadamente y sin prestar una adecuada atención, pueda llegar a chocar?
Y ante esa pregunta les diría que sí. Si uno maneja desaprensivamente, por más positivo que se sea, llegará el momento en que ese individuo chocara. ¿Porqué?, pues por más avanzado que uno este en el estudio de la ley de la atracción, como ser humano, nadie, pero absolutamente nadie, está exento de tener en algún momento un pensamiento que esté acompañado con alguna emoción negativa.
Y si bien en la mayoría de los casos, esa emoción negativa vuelve como un bumerán de la misma categoría que lo produjo. Por ejemplo si se piensa en chocar, se chocará, si piensas que te robaran, terminarán por hacerlo y así con la mayoría de los pensamientos con una alta carga emotiva negativa.
Pero hay otros casos, que ante emociones negativas que uno tiene con cualquier echo en particular, sucederá que esa acción negativa le volverá a uno, sobre otra situación distinta, aún cuando sobre ese echo en que uno se vio perjudicado, nunca había tenido pensamientos negativos. Por ello es que no hay que dejar de ser precavidos, porque ahí donde uno bajó la guardia, la ley de la atracción te dará el cachetazo como devolución de esa emoción negativa que lanzaste en algún momento al Universo.
Y yo soy de la hipótesis, que esas consecuencias negativas provienen, no tanto de nuestros pensamientos negativos hacia nosotros mismos, sino como consecuencia de las acciones perjudiciales que realizamos hacia nuestros semejantes. Es decir, si uno critica a alguien, esa misma crítica podrá volver hacia uno, como una crítica que otra persona distinta nos haga o de cualquier “otra forma”, ahí donde bajamos la guardia (donde dejamos de ser precavidos).
Como conclusión o mensaje que les dejo, digo: No hay que tener pensamientos acompañados de emociones negativas, pero tampoco hay que dejar de ser precavidos, acompañando esa precaución con una mentalidad positiva.
Si ustedes analizan este artículo verán que el denominador común en el mismo fueron las “emociones negativas”. Y estas son más fáciles de evitar. Sin embargo, la mayoría de las personas, lo que quieren y es lo que les resulta más complicado de conseguir, es tener emociones positivas, para lograr cumplir sus metas con la ley de la atracción.
Por ellos mi próximo artículo tratará sobre las “emociones positivas”.
Si deseas saber más sobre la ley de la Atracción y acceder a un directorio con los mejores enlaces de libros y artículos que tratan sobre la Ley de la Atracción y la Física Cuántica puedes ingresar gratis en http://secretoalexito.jimdo.com/
Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.
Para el que recién comienza a inmiscuirse en la ley de la atracción, le parecerá que los mismos son sinónimos, porque a causa de las primeras lecturas que a tenido, razonará que al ser precavido uno está pensando en ese echo que quiere evitar, y que como consecuencia de ello, en vez de evitarlo, lo atraerá.
Es decir, el que recién empieza a estudiar esta materia dirá: A pensamientos negativos atraigo consecuencias negativas, por lo tanto no hay diferencia entre el ser precavido y el ser temeroso.
Sin embargo lo anterior no es así, aunque a simple vista lo parece.
La diferencia se encuentra en la “emoción” que uno imparte ante dichas situaciones. Al ser temeroso no sólo estamos pensando en ese elemento o circunstancia, sino que lo estamos acompañando de una “emoción negativa”.
Es decir, el problema de atraer consecuencias negativas, no es tanto en el echo de pensar específicamente en ellas, sino en esa influencia negativa que la acompaña o conforma.
Por lo tanto cuando uno esta siendo precavido, como por ejemplo al circular en automóvil, y uno mira a ambos lados de la esquina antes de cruzar la bocacalle, seguramente tendrá muchísimas menos posibilidades de chocar, que si lo hace sin mirar y despreocupadamente.
Por otra parte el que maneja continuamente con el temor a chocar, indefectiblemente llegará el momento en que chocara.
Algunos también dirán: Si uno en teoría no tiene en ningún momento pensamientos temerosos de chocar, aun cuando no se fuese precavido, ¿habría alguna razón para que esa persona que maneja despreocupadamente y sin prestar una adecuada atención, pueda llegar a chocar?
Y ante esa pregunta les diría que sí. Si uno maneja desaprensivamente, por más positivo que se sea, llegará el momento en que ese individuo chocara. ¿Porqué?, pues por más avanzado que uno este en el estudio de la ley de la atracción, como ser humano, nadie, pero absolutamente nadie, está exento de tener en algún momento un pensamiento que esté acompañado con alguna emoción negativa.
Y si bien en la mayoría de los casos, esa emoción negativa vuelve como un bumerán de la misma categoría que lo produjo. Por ejemplo si se piensa en chocar, se chocará, si piensas que te robaran, terminarán por hacerlo y así con la mayoría de los pensamientos con una alta carga emotiva negativa.
Pero hay otros casos, que ante emociones negativas que uno tiene con cualquier echo en particular, sucederá que esa acción negativa le volverá a uno, sobre otra situación distinta, aún cuando sobre ese echo en que uno se vio perjudicado, nunca había tenido pensamientos negativos. Por ello es que no hay que dejar de ser precavidos, porque ahí donde uno bajó la guardia, la ley de la atracción te dará el cachetazo como devolución de esa emoción negativa que lanzaste en algún momento al Universo.
Y yo soy de la hipótesis, que esas consecuencias negativas provienen, no tanto de nuestros pensamientos negativos hacia nosotros mismos, sino como consecuencia de las acciones perjudiciales que realizamos hacia nuestros semejantes. Es decir, si uno critica a alguien, esa misma crítica podrá volver hacia uno, como una crítica que otra persona distinta nos haga o de cualquier “otra forma”, ahí donde bajamos la guardia (donde dejamos de ser precavidos).
Como conclusión o mensaje que les dejo, digo: No hay que tener pensamientos acompañados de emociones negativas, pero tampoco hay que dejar de ser precavidos, acompañando esa precaución con una mentalidad positiva.
Si ustedes analizan este artículo verán que el denominador común en el mismo fueron las “emociones negativas”. Y estas son más fáciles de evitar. Sin embargo, la mayoría de las personas, lo que quieren y es lo que les resulta más complicado de conseguir, es tener emociones positivas, para lograr cumplir sus metas con la ley de la atracción.
Por ellos mi próximo artículo tratará sobre las “emociones positivas”.
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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.
