lunes, 29 de marzo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy

Hoy también titulé mi artículo con una frase popular, que en este caso le pertenece a Benjamín Franklin.

Si ya han leído mi artículo “El trabajo encubierto” comprenderán lo que comenzaré a decir a continuación.

Pero antes, como todo lo que voy diciendo siempre, hay que saber diferenciar el concepto tradicional de mirar las cosas sólo con una mirada “competitiva”, a la de enfrentar las situaciones con una mentalidad “creativa”.

Porqué la frase que cito en el presente post va más allá de demostrar responsabilidad, de ser decidido en contraposición al vago que nunca le gusta terminar las cosas (o comenzarlas) por haraganería, dejadez, miedo al fracaso o temor a lo que dirán (cuando se debe emprender objetivos nuevos).

Entonces aplicando este refrán con una mentalidad estrictamente apegada a la ley de la atracción veremos que el sentido y enseñanza de esta frase es más profunda del que se lee superficialmente o a simple vista.

Como otros autores dicen: Al Universo, a Dios, a la ley de la atracción o como ustedes quieran denominarlo, le gusta que las cosas se hagan con rapidez.

En la medida que resuelvas un problema rápido, los beneficios por encima de la propia resolución de dicho problema, comenzarán a venir como un imán que atrae éxitos por haberse sobrepuesto a ese golpe emocional inicial que implica primero enfrentar el problema, para después ponerse a resolverlo con decisión.

Todo esto también tiene obviamente íntima relación con el concepto de la ley de la atracción (y de la física cuántica) de que no existe el pasado ni el futuro, sólo el presente, el ahora. Entonces como dejar para mañana si nuestra vida es el hoy.

Si dejas algo para mañana pudiendo hacerlo hoy, estarás dejando de vivir esa fórmula “mágica” que implica obtener lo mejor de la vida de nuestro presente.

Ahora bien todo esto que enuncié hasta ahora de alguna u otra forma ya lo fui plasmando a lo largo de los anteriores artículos escritos por mí. La mayoría por supuesto, como una extensión y verificación por medio de mis propias experiencias de lo que autores consagrados ya han expresado.

Sin embargo hoy mi objetivo es dar un paso más allá y hablar (por ahora considérenlo como una hipótesis) de los dones que nos entrega Dios a lo largo de la vida, para que independientemente del camino o meta que elijamos para obtener la mejor posición económica que deseemos, podamos también en concordancia con ello o no, plasmar nuestra realización personal, ejecutando esa profesión, trabajo, carrera deportiva o lo que surja como necesidad desde adentro de nuestro corazón.

Con esto quiero decir que Dios además de querer lo mejor para cada uno de nosotros, de darnos las herramientas para poder usar de la mejor manera la ley de la atracción y poder consecuentemente coocrear nuestras realidades personales; también nos entrega “dones” para poder realizarnos como los mejores del mundo en distintas ramas o materias de la vida a lo largo de nuestra existencia. De tal forma que si perdemos una oportunidad nos da otra más de nuestro gusto más adelante.

Piensen en su pasado todas las oportunidades que tuvieron y las dejaron pasar por vergüenza, miedo, por creer que no lo iban a lograr, en definitiva dejaron para mañana, para otro momento “mejor” eso que debían realizar en ese instante en ese “ahora” que ya paso, que ya se fue.

Ahora que saben a diferencia de esa vez (en que dejaron pasar la oportunidad) que con la ley de la atracción todo depende exclusivamente de nosotros, imagínense como hubiese cambiado sus vidas sí por ejemplo:

Cuando eran jóvenes y si bien jugaban muy bien al fútbol, no se animaron a ir a probarse a un equipo de fútbol. ¿Hoy podrían estar diciendo soy campeón del mundo con mi país? O tal vez les gustaba cocinar mucho y nunca se animaron a hacer un curso de chef profesional ¿ En ese caso si lo hubiesen hecho, no serían tal vez hoy el mejor chef del mundo?

Cuántos “sería” podrán decir de todas las veces que no se animaron por temor o por dejarlo para mañana. Y no es que estoy hablando de posibilidades utópicas, porque en definitiva me estoy refiriendo a todos esos casos que les sucedió y que luego de días, meses o años según el caso, ustedes mismos se arrepintieron de no haberlo hecho.

Que tal si todas esas “oportunidades” que ustedes dejaron escapar eran unos de esos tantos dones que Dios nos da a cada uno.

Obviamente que si no se pusieron a jugar al fútbol a los 16 años no lo van a hacer profesionalmente a los 50, pero justamente por ello es que a lo largo de la vida vamos teniendo la posibilidad de ejecutar distintos dones.

Si uno supiera que ello es cierto, que es parte del funcionamiento natural de la ley de la atracción, ¿tú seguirías dejando pasar las oportunidades, dejando para mañana lo que puedes hacer hoy?

Miren para atrás, analicen su propia vida, vean que hubiesen rehecho si volvieran a experimentar las mismas situaciones. Y si ven que de muchas cosas se arrepintieron de no haberlas hecho, entonces antes las nuevas situaciones que la vida les presenta háganse el siguiente análisis:

Ante esa nueva posibilidad que la vida les pone por delante, antes de decir no es para mí, no puedo, tengo miedo, que dirán, etc, etc, miren para atrás y miren las situaciones semejantes que luego se arrepintieron de no haberlas hecho; y después ubíquense mentalmente en el futuro, dentro de uno, dos o cinco años y piensen como reaccionarían ante esa posibilidad que hoy tienen adelante y que no saben o no se animan a encararla.

Analicen bien su presente y pregúntense: Si hoy no tomo esta decisión ¿no me estaré arrepintiendo en el futuro?. Ustedes saben que con la ley de la atracción todo depende exclusivamente de ustedes, por lo tanto si se les presenta esa posibilidad, lo único que deben sentir es que lo sientan como una necesidad que nace desde su corazón, entonces ahí sabrán si de la decisión que tomen o dejen de tomar en ese instante no se arrepentirán en el futuro.

Y si les surge dudas por ejemplo sobre el abrir un negocio nuevo, deberán previamente tomar los consejos profesionales de quien corresponda para saber si la inversión que están por realizar (si es el caso) está planteada correctamente.

Es decir hecha la investigación pertinente de lo que quieren encarar, si deben realizar previamente una consulta profesional ya sea por algo económico, estado físico, psicológico, o de lo que fuere; una vez superado ese primer paso si es que fuese necesario, sólo les quedará su propia decisión.

Sólo ustedes frente a frente al porvenir de su vida. Entonces recuerden antes de tomar la decisión miren para atrás, luego al futuro y finalmente vivan el presente.

Porque en la vida sólo hay dos tipos de personas: Las que viven el presente, porque entienden que el futuro no existe, sólo existen las acciones que emprendemos hoy.

Y porque esas personas son las que comprenden que nuestro futuro no es otra cosa que la consecuencia de cómo vivamos nuestro presente y no a la inversa, como aquellos que dejan todo para más adelante y lo único que logran es que ese futuro ideal cada vez se encuentre más lejano y vacío.

¿Tú, qué tipo de persona quieres ser?

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

lunes, 22 de marzo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - Nadie es profeta en su tierra

La frase de este artículo le pertenece a Cristo y nace de él cuando fue a predicar a su tierra y la mayoría de las personas estaban desconcertadas ante su sabiduría, ya que conocían a su familia y a él desde chico, por eso ante dicha actitud Jesús dijo:

"Todos honran a un profeta, menos los de su tierra, sus parientes y los de su casa".

Si bien no es mi objetivo comparar a ninguno de nosotros con un profeta, traigo esta frase a colación para hacer una analogía y comprender por medio del análisis respectivo, porqué a veces sentimos mucho dolor ante una situación particular; y donde podemos reconocer que dicha frase nos calza como anillo al dedo.

A lo que voy con este tema que desarrollo hoy es a entender, no a los desconocidos que puedan eventualmente criticarnos ya sea con buenas o malas intenciones, sino entender el proceder de “esas personas” que porque las conocemos y están en nuestro entorno inmediato y que las consideramos “aliados”, de pronto realizan una crítica o comentario hiriente.

Es decir, cuando ustedes estaban en guardia para cubrirse de los golpes que vienen del frente, resulta que de la retaguardia y de quien en realidad ustedes pensaban que les estaban cuidando las espaldas, aparece el golpe que los deja grogui.

Entonces para comenzar a analizar estas situaciones particulares, primero debo enumerar a modo de ejemplo de quienes pueden aparecer esos “golpes bajos” que no los esperábamos.

En segundo término suponer porqué lo hacen, si en realidad partimos de una premisa de que no lo hacen por mala voluntad.

Y en tercer lugar que es lo fundamental, porqué sucede esto y para qué.

Cuando desarrolle estos tres puntos van a comenzar a ver su íntima relación con el artículo titulado “El trabajo encubierto”.

Como dije voy a comenzar a enumerar a quienes traicionan nuestro apoyo espiritual:

Este grupo de personas de nuestro entorno lo podría resumir en una sola palabra: TODOS.

Es decir en nuestro ámbito laboral, ese compañero de trabajo (nuestro mejor compañero) que siguió nuestra labor desde un principio y veía como día a día uno iba mejorando cada vez más. Esa persona que estaba viendo nuestra trayectoria e ímpetu constante, de golpe y porrazo nos pincha el globo y nos dice: No lo vas a poder lograr; no te va a salir, no tenes suficiente tiempo, etc, etc, etc.

Y esto que digo se da en todos los ámbitos o grupos en que uno tenga afinidad: el familiar, el de amistad, etc. Puede provenir de un padre, una esposa, un hijo, una abuela.

Del que menos esperan el golpe aparece justo ahí, en la boca del estómago y los dejará sin respiración por un instante, aunque parecerá durar una eternidad.

Entonces en la medida que ustedes no estén preparados, porque proviene de uno de esos grupos íntimos “de protección”, es cuando ese golpe que reciben, si bien no lastima porque no es esa la intención, sí duele y muchísimo.

Por lo tanto una de estas enseñanzas que nos deben quedar es que el golpe puede venir de cualquier lado, por lo tanto si estamos preparados podremos absorberlo mejor y más rápido.

Hasta ahora como han visto, nadie puede ser profeta en su tierra.

¿Ahora porqué ocurre esto?

Por la hipótesis que vengo desarrollando (citada en los anteriores artículos), que la resolución de los problemas son la base de nuestros próximos éxitos y por tal razón dichos problemas deben ser bienvenidos. Las personas “queridas” que descreen de nuestros objetivos, en realidad lo que están haciendo motivados inconscientemente por el Universo, es obligarnos a ejercer nuestra mayor perseverancia. Es como que el último obstáculo a saltar es el más grande, el más importante y ellos sin mala voluntad nos lo están haciéndolo ver.

Ahora aquí podríamos ver también que si estamos pasando por un momento de mala sintonía con la ley de la atracción, y por lo tanto estamos en ese momento atrayendo más malos momentos que en otras ocasiones, ese “golpe” que recibimos de ese entorno “amigable” lo sentiremos con mayor profundidad.

Por tal razón no debemos quitar de nuestra vista nuestro objetivo y poner la mayor de toda nuestra perseverancia en ejercer esa voluntad de hierro y considerar esas críticas o comentarios hirientes procedentes de nuestro entorno, como guías que nos están indicando el camino.

Nadie es profeta en su tierra, pero también el caminante hace el camino al andar. Por ello lo importante es no quedarse ante el tropiezo del primer obstáculo que se cruce en nuestro camino, ni del segundo obstáculo, ni del tercero, ni del cuarto, ni de ninguno....

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

jueves, 18 de marzo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - Encadenamientos de problemas

En este artículo voy a hablar de tres ejemplos de problemas. Si bien en los dos primeros no eran directamente “mis problemas”, si lo eran en forma indirecta, ya que yo era el administrador de ellos.

Mientras que el tercer problema que cito si era exclusivamente mío.

Una vez planteados estos tres “problemas”, mi objetivo radica en compararlos y ver como con una actitud negativa estos crecen, mientras que si imprimimos una actitud positiva estos se solucionan con menos daños colaterales.

A tal punto que, como verán que sucede en el tercer caso citado, los problemas se “bonifican”.

Pero además hay otro concepto nuevo que surge más allá del conocido de aplicar una mentalidad negativa o positiva.

Me estoy refiriendo a lo que yo denomino “encadenamientos de problemas”.

En los tres “problemas” que describo hoy, el denominador común es esa sucesión de problemas que acontecen, unos como continuidad del problema inicial; y otras veces como nacimientos de otros problemas que si bien tienen un parentesco con ese “primer problema”, tienen por otro lado un peso propio que iguala o hasta supera al primero de ellos.

Entonces realizada esta primera aproximación o introducción, voy a narrarles los tres problemas para que vayan entendiendo sobre que estoy hablando:

PROBLEMA Nº 1

En un departamento que alquilé por 24 meses (tengo inmobiliaria) el inquilino me aviso que el termotanque había comenzado a gotear por abajo. Ante ello yo le dije a la propietaria (ya que yo administraba la cobranza de dicha locación) que de acuerdo al estado del termotanque (estaba bastante oxidado en el exterior del mismo), lo más recomendable era comprar un termo nuevo, ya que por mi experiencia si estaba picado de afuera lo mismo debería de suceder de adentro y cualquier arreglo que hiciera sería sólo momentáneo y finalmente tendría que comprar uno y habría tirado la plata del arreglo.

Cuando le narré lo sucedido, la propietaria (vivía a 400 km de mi ciudad) contrariamente a mi consejo insistió con hacer sólo la reparación momentánea, pero a su vez me hizo pedir presupuesto a dos plomeros que antes le habían trabajado para ella (aclaro que a esta propietaria no le faltaba dinero como para decir que no contaba con el mismo para comprar el termo ante mi primer consejo).

Hasta aquí vemos el primer problema y como nace. La propietaria ante esto recibe tres mensajes:

1º) El de la misma naturaleza que le manda un problema pequeño, que por ahora el termo sólo perdía un poco y había tiempo de solucionarlo sin que la inquilina se quedará sin agua.

2º) El mensaje que ya era bien frontal y que era mi propio consejo.

3º) Y el tercer mensaje que provenía del mismo plomero que iba a hacer el trabajo, que le decía que independientemente del arreglo, al termotanque no le quedaba mucha vida útil por delante.

Ante estos tres mensajes la propietaria hizo oídos sordos y decidida por uno de los dos presupuestos ordena la realización del trabajo, pero ante la falta de coincidencia de los horarios entre la inquilina y el plomero pasaron unos días y el problema se agravo, o debería decir el verdadero problema afloró y el termo empezó a perder tal cantidad de agua que demostraba que en realidad no era una pérdida sólo de un caño, sino que estaba pinchado (lo cual no tiene solución) y que la pérdida inicial había sido simplemente un síntoma de lo que estaba por ocurrir.

Al perder tanta agua ya no se pudo usar más y la inquilina se estaba quedando sin agua caliente hasta tanto se comprara un termo nuevo.

Hasta ahora uno puede ver como un problema se agranda por no tomarlo con decisión desde el comienzo.

Sin embargo lo que comenzaré a narrar a continuación son una cantidad de “coincidencias” perjudiciales que agravan el problema de sobremanera, demostrando como al actuar la propietaria en forma negativa al comienzo trajo como consecuencia el nacimiento o atracción de estos nuevos inconvenientes:

1º Coincidencia negativa:

Cuando la inquilina me avisa ya de la pérdida incontrolable del termo y que ante ello ya no tenía agua caliente, le mando un mail a la propietaria contando lo sucedido (dicha forma era la forma natural con que me comunicaba con ella, ya que si bien tenía celular, por el tipo de trabajo que tenía no lo podía atender).

Yo ya me había comunicado un montón de veces de esta forma, pero ó “nueva casualidad”, por primera vez el mail no le llega.

Por lo tanto pasado dos días y viendo que no me llega la contestación insisto telefónicamente hasta que por fin me comunico.

A partir de ahí la propietaria ante el hecho consumado se mueve rápido y al otro día ya tenía comprado un termo en su ciudad (Bs. As.) para que fuera entregado en mi ciudad (Mar del Plata) por medio de una sucursal de la misma casa de electrodomésticos.

Previendo todo ello y par ser más rápido le dije a la propietaria que por medio de la misma empresa le autorizará al plomero contratado a retirar el termo (aquí hubo nuevamente que pedir otro presupuesto previamente).

Al otro día, una vez que la propietaria me informó que la sucursal ya poseía la orden de la entrega del termo, le avisé al plomero que pasará a retirarlo, incluso con el nombre del empleado que había realizado la venta en Bs. As.

2º Coincidencia negativa:

Pero ante la sorpresa del plomero la orden todavía no había sido comunicada.

En la casa de electrodomésticos decían que la comunicación se hacía por mail en forma inmediata, sin embargo tardaría en llegar dos días dicha comunicación, e incluso sin la especificación del nombre del plomero que la tenía que retirar.

3º Coincidencia negativa:

Para colmo cuando se dio el nombre del empleado que había realizado la venta para que este último confirmara como se había hecho la compra, se encuentran que dicho empleado había tomado licencia justo ese día.

4º Coincidencia negativa:

Ante estas circunstancias el plomero (que ya le había hecho otros trabajos a la propietaria) que no era muy paciente, dice que desistía de hacer el trabajo. Y los días seguían pasando sin poder colocar el termo.

Teniendo que resolver este nuevo problema que se había suscitado le aconsejo a la propietaria que deje hacer el trabajo a mi plomero.

Antes debo aclarar que ella lo había descartado de entrada en otro trabajo anterior porque decía que era más caro. Si bien esto era cierto, lo era porque trabajaba mejor, rápido y diligente.

Normalmente en trabajos de plomería (en la medida que no sea una remodelación importante) no se piden presupuestos, simplemente se llama al plomero de confianza y se hace hacer el trabajo rápido para solucionar el problema.

Ya que de lo contrario si cada vez que hay que hacer un trabajo, uno pide un presupuesto y no le da el trabajo al anterior, este nunca más aparecerá.

Es decir, si uno sabe que dicho gremio trabaja bien y siempre cobró razonablemente no tiene sentido de andar pidiendo presupuestos y sin saber para colmo si el nuevo plomero va a hacer un buen trabajo.

Resumiendo, la propietaria ante el agravamiento del problema aceptó que mi plomero hiciera el trabajo (aclarando que el plomero sólo lo hacía para hacerme un favor a mí).

5º Coincidencia negativa:

Antes de continuar debo aclarar que para esta altura ya habían pasado varios días y la inquilina me había mandado una carta documento a mí, informándome de la exigencia de que le solucionasen el problema dentro de las 48 hs.

A esta altura el problema que no era mío ya me había rozado y yo tenía que estar contestando la carta documento con otra del mismo calibre, deslindando responsabilidades, ya que sólo era un intermediario y que mi función para esta comunicación legal era sólo de transmitirlo a la propietaria con otra carta documento, ya que la misma era quien debía de poner el dinero para la compra del termo.

E indicándole en dicha carta documento que en el futuro sólo se comunicase por este medio con la propietaria, ya que de lo contrario lo único que ella hacia con su accionar era que la comunicación legal tardase más tiempo en llegar a la destinataria correspondiente (la propietaria).

En definitiva tuve que mandar dos cartas documentos (una contestando a la primera y otra a la propietaria para transmitirle lo esgrimido por la inquilina) teniendo que absorber el costo de las mismas.

Aquí hago un pequeño paréntesis para comentar como con este costo que yo tuve que desembolsar de mi bolsillo, que como dije más arriba si bien este problema no era mío, como el mismo me rozó.

¿Ahora porqué me afecto también?

Pues porque al tomarme a pecho el problema para intermediar entre las dos partes para que ninguna se viera perjudicada de más, me afligí por la situación y con ello atraje negatividad hacia mí persona.

Y volviendo a la exigencia de la carta documento, le informé a la inquilina que en 48 hs el plomero se iba apersonar en el departamento en cuestión de tal a tal hora para colocar el termo nuevo.

Para ello previamente hice todas las prevenciones correspondientes para no dejar que otra “coincidencia” apareciera de sorpresa.

Entonces ya autorizado mi plomero para que hiciera la colocación del termo, le informe a la propietaria para que no se repitiera el problema, que fuera personalmente a la casa de electrodomésticos y que delante de ella el gerente de Bs. As. se comunicara con el gerente de Mar del Plata y le pasase los datos personales (nombre y Nº de documento) que yo le había enviado de mi plomero. Y que una vez hecho esto me lo comunicase inmediatamente.

6º Coincidencia negativa:

Era el día anterior al día “D” en que se cumplía el tiempo indicado en la carta documento y cerca de las 19 hs. la propietaria me avisa al celular que ya estaba todo arreglado para que mi plomero retirara mañana a primera hora el termo de la sucursal de Mar del Plata.

Ante esto, a la hora cuando cierro mi oficina y me retiro para ir a mi casa (por el recorrido que hago) paso a dos cuadras de la casa de electrodomésticos. Y en ese momento algo dentro mío me dice que vaya a verificar si lo que me dijeron desde Bs As. era cierto.

Eran las 20 hs. pasadas y faltaba una hora para el cierro de este negocio. Entro al mismo y pido hablar con el gerente:

7º Coincidencia negativa:

Le transmito todo lo que había sucedido y me encuentro con la sorpresa que no sabía nada del cambio de plomero y que la autorización había llegado pero a nombre del anterior plomero.

Ante ello le pido al gerente que llame a Bs. As. (cuando habían dicho que se comunicaron con el gerente en realidad lo habían hecho sólo con el jefe de depósito y el cambio de datos del plomero tampoco lo habían concretado).

Realizado el llamado y ante mi insistencia queda por fin comunicado el cambio de datos del plomero y pido que ante ello se informe también al jefe de depósito (para que de esa forma fueran dos personas que tuvieran conocimiento de la operatoria), para prevenir otra “coincidencia”, de que cuando al día siguiente fuera mi plomero, si el gerente circunstancialmente no estuviera presente en ese momento, evitar con ello que el termo no fuese entregado.

8º Coincidencia negativa:

A esta altura parecía un boxeador profesional porque estaba esquivando una tras otra “las coincidencias negativas” que me venían a golpearme una tras otra sin descanso.

Sin embargo todavía faltaba la última.

Antes de irme del local quise verificar cual era el termo de marca “X” que se había comprado y me encuentro que el termo que tenían informado para entregar era en realidad de marca “Y”.

Ya no lo podía creer, imagínense si al día siguiente mi plomero que ya tenía orden de retirar un termo de marca “X” se hubiese encontrado con ese cambio.

Pero estando todavía a tiempo me comunico nuevamente a Bs. As. y le explico la situación.

Ella (la propietaria) ve la factura y sí era lo que decía, aunque cuando había hecho la compra había pedido por la otra marca y hasta le habían cobrado por equivocación el termo del de mayor precio (hablado con la empresa luego le reintegrarían la diferencia). Pero para evitar más atrasos se decidió retirar este termo de marca “Y”.

Y al día siguiente finalmente se colocó el termo nuevo antes del vencimiento del plazo estipulado.

Luego de esto la inquilina le reclamo una cantidad de dinero por los perjuicios de gastar en taxis para ir durante todos esos días a la casa de un pariente, para poder bañarse con agua caliente mientras no disponía de dicho servicio.

Ante esto la propietaria siguió mi consejo (después de todo la inquilina tenía razón) y le abonó lo solicitado, ya que de lo contrario si se ponía en pleito el problema iba a crecer más y de esta forma lo daba por terminado.

Entonces analizando este problema vemos que por no querer la propietaria hacer el cambio del termo de entrada, termino perdiendo más dinero. Esa sería la primera conclusión fría a que uno llega.

Sin embargo el análisis de fondo que se debe hacer aquí y que es lo que yo denomino “encadenamientos de problemas”, es como ante una reacción negativa (esquivando el problema inicial) comenzarán una sucesión de “coincidencias negativas” que si uno no está en guardia harán alimentar aún mucho más el crecimiento de este primer problema.

PROBLEMA Nº 2

Este es un problema semejante al anterior pero encarado en forma positiva desde el comienzo por el propietario.

También en un departamento en alquiler por 24 meses, surge una pérdida de gas en el horno de la cocina.

Ante ello envio a mi plomero y este me dice que hay que cambiar los mecheros y toda la base que lo sustenta porque esta picada, pero que por el costo del mismo (un 25 % de la cocina nueva equivalente) era más recomendable comprar una cocina a estrenar, ya que con otro problema que surgiera en el futuro no sería amortizable el costo de reparación.

Ello se lo transmití al propietario y éste me ordeno hacer por mi mismo la compra de dicha cocina. Ante esto busqué precios de marcas y en tres casas distintas, encontrando en una de ellas una cocina de muy buena calidad, que estaba en oferta porque según me habían dicho en la casa de electrodomésticos, tenía sólo un detalle de un pequeño raspón en el frente.

Así es que le informe al propietario que comprando esta cocina buena le hacían una rebaja del 40% de su verdadero valor y además le quedaba más barata que la cocina de menor calidad. Autorizándome éste a realizar la compra.

1º Coincidencia negativa:

Hago enviar la cocina al departamento y cuando el plomero la conecta, al querer colocar los accesorios se da cuenta que le faltaban dos parrillas interiores para apoyar las fuentes (a veces puede suceder que haya un faltante, pero cuando el plomero fue a reclamarlas el jefe de depósito, le dijo que el precio de oferta era por los detalles y por ese faltante, sin embargo a mí no me habían dicho lo mismo).

Aquí es cuando me informan desde mi oficina el inconveniente cuando yo estaba en mi auto (este es el problema que sito en el anterior artículo, “El trabajo encubierto”).

Sabiendo esto, primero hablo con el plomero quedando en avisarle que si no me entregaban el faltante, él iría a comprar las parrillas para terminar de resolverle el problema a la inquilina.

2º Coincidencia negativa:

Sin embargo cuando llamo a la casa de electrodomésticos en ese momento el gerente no se encuentra, así que le doy la orden al plomero para que realice la compra pertinente.

Cuando por fin me comunico con el gerente le hago notar que el empleado era un inepto, o directamente actuó de mala fé al ocultarme la información del faltante.

Yo a esa altura no me hacia problemas, porque sabía que el propietario no tenía culpa de ello, así que la decisión ya la tenía tomada de que si no me reconocían el pago, el dinero lo iba a poner de mi bolsillo, independientemente de realizar la denuncia pertinente por deslealtad comercial.

Sin embargo esto último no fue necesario, ya que el gerente reconoció su error y me informó que podía pasar por su negocio con la boleta respectiva para reintegrarme el dinero abonado por esas dos parrillas.

3º Coincidencia negativa:

Cuando lleve la boleta para que me reintegren el dinero, resulta que la boleta era A (en Argentina hay de tres clases según la calidad impositiva del comprador: A, B ó C) y el gerente sólo podía recibir boletas B ó C.

Ante esto dejé la boleta y al otro día el gerente se encargó de ir al negocio donde se había hecho la compra y cambió la boleta por la letra pertinente y finalmente me reintegraron el dinero.

Aquí ven como con una actitud positiva del propietario a diferencia del problema Nº 1, surgieron coincidencias negativas pero en menor cantidad y resueltas en forma rápida.

Y por último voy a citar un problema que fue exclusivamente de mi pertenencia:

PROBLEMA Nº 3

En uno de mis anteriores artículos explico como utilizando correctamente el Desapego termino comprando mi primer auto 0 KM.

Pues cuando se habían cumplido 2 meses de tener el auto, sufro un choque o debería decir un “ataque”.

Ahora ante esto que acabo de decirles, ustedes dirán cuánto fue el daño que sufrí. Pues luego de bajarme del auto ví que el daño en realidad no existió, por darse una combinación de encadenamientos de problemas que yo llamo “bonificados”.

Para que entiendan lo que digo les voy a narrar ese “choque”:

Iba cerca del mediodía por una calle vecinal y cuando estaba por llegar a la bocacalle (yo iba a no más de 30 Km por hora con la ventanilla baja casi en su totalidad) desde la vereda, donde una mujer iba caminando con su perro, este último sin ninguna razón se separa de su dueña, corre a la calle y se abalanza a la altura de la ventanilla del conductor de mi auto.

Apenas me pude dar cuenta de “este ataque” (no era un perro doberman, ni dogo, erá sólo un perro común y de contextura mediana). Es decir por más que frené no pude evitarlo, porque apareció de sorpresa desde mi izquierda.

El tema es que este perro al saltar sobre mi auto, podía por la trayectoria pegarme en la chapa del auto en una superficie de 2 m2. Sin embargo:

1º Coincidencia positiva

Pega con la cabeza en el espejo retrovisor del conductor, con tal fuerza que el espejo se retrae unos 45º (en los autos modernos los espejos retrovisores se pueden retraer hasta 90º) con lo cual esto permite en primera instancia que el plástico duro absorba el golpe sin sufrir consecuencias de ello.

Es decir en esta primera coincidencia, el perro golpeó sobre el espejo retrovisor y no sobre esos 2 m2 de chapa que hubiesen implicado un abollamiento de unos 20 cm 2

2º Coincidencia positiva

Ese golpe seco no termina ahí. Dada la fuerza del mismo, la base de plástico que sostiene al espejo retrovisor, que a su vez se fija en esa carcaza de plástico duro, saltó con tan buena fortuna que cayo sobre mis piernas.

3º Coincidencia positiva

Si yo hubiese tenido la ventanilla 5 cm más arriba el espejo que voló hubiese chocado con ella y seguramente se hubiese estallado en pedazos e incluso podría haberse roto la ventanilla.

Cuando bajé del auto volví a enganchar el espejo en su lugar como si no hubiese pasado nada.

4º Coincidencia positiva

Y aún faltaba algo más. Yo me imaginaba que al golpearme el perro, con las patas podría haberme rayado la pintura. Así fue que después de bajarme vi unas “rayaduras” (el auto estaba un poco sucio por las lluvias de los días anteriores).

Sin embargo al otro día cuando lavé el auto vi que las ralladuras no habían sido tales, más que el corrimiento de la tierra sobre la chapa.

Es decir no lo podía creer, se habían producido una serie de coincidencias positivas que habían bonificado totalmente el problema (el choque del perro).

Con lo cual entiendo que esto sólo me ocurrió como un mensaje:

En la medida que uno aplique mentalidad positiva en su vida, si bien los problemas no dejarán de existir, muchos de ellos se reducirán a su mínima expresión, o como en este caso se “bonificarán” totalmente.

Por lo tanto en este artículo les narre tres problemas:

1º) Uno encarado al comienzo con una actitud negativa que produjo un alto encadenamiento de problemas negativos que se extendieron en el tiempo más de lo previsible.

2º) Otro enfrentado con una mentalidad positiva (pero sin tener conocimiento de la ley de la atracción) que produjo sólo un pequeño encadenamiento de problemas negativos, que se resolvieron rápidamente.

3º) Y el último, haciendo un uso constante de la Ley de la Atracción, que produjo un encadenamiento de problemas positivos, que anularon todas las consecuencias que podían ser negativas (problema bonificado).

Y como siempre digo en este tema, las coincidencias no existen todo es consecuencia de algo. Ustedes ahora saquen sus propias conclusiones y a partir de ahí comiencen a analizar sus propias experiencias.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

miércoles, 10 de marzo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - El trabajo encubierto

Con este artículo estuve a punto de anunciar el descubrimiento más importante que en lo personal había podido lograr con las experiencias y comprobaciones que periódicamente voy realizando.

Sin embargo por una diferencia del 5% por ahora sólo puedo anunciarlo como una hipótesis y no como una teoría comprobable.

Ahora ustedes se dirán porque hago anuncios de hipótesis sin estar completamente comprobadas sus premisas.

Pues mi forma de expresarme es ir realizando investigaciones abiertas, es decir cuando escribo (algunas veces) es como pensar en voz alta, de tal forma que si otra persona está en la misma línea de investigación y está más avanzada que yo, o sin estarlo tiene más piezas del “rompecabezas” que significa la ley de la atracción, tal vez con mi hipótesis le ayudo a encontrar ese funcionamiento ideal, para que todos puedan aplicar los preceptos de esta “Ley” en forma natural y sencilla.

Ya que hoy en día aunque creamos en la misma y veamos que en las pequeñas cosas se va cumpliendo lo que se dice, con los deseos más grandes ya resulta más complicado obtener los mejores resultados.

Porque los autores dicen hay que pedir con emoción, pero no dan un método específico de cómo inducir dichas emociones. Dicen que hay que aplicar el desapego, pero no explican cómo hacerlo. Y lo que es el tema principal de este artículo, hablan de que (lo que es cierto) todo problema trae consigo el embrión de otro éxito, pero no explican como interpretarlo, o en todo caso cómo llegar a hacer que el mismo crezca (el éxito) a partir de enfrentar a dicho problema.

Entonces ese será mi objetivo de hoy, dejar planteado una hipótesis de que no sólo los problemas traen consigo beneficios si se aprende a enfocarlos como corresponde, sino y lo que es lo fundamental:

Los problemas deben aparecer en nuestra vida si o sí, porque a medida que vayamos solucionando los mismos será como ir subiendo de nivel, es decir, a mayores problemas más alto subiremos en el nivel de aprender a obtener las herramientas “mentales” que nos permitan hacer cumplir nuestros deseos más importantes.

De tal forma que cuanto más problemas resolvamos y cuanto más rápido lo hagamos, más arriba escalaremos. Y por contrapartida quien se deje abatir por los mismos problemas se estancará, o incluso descenderá en el nivel de aprendizaje mental en que se encuentra.

Ahora antes de seguir con este concepto voy a hacer una aclaración respecto al segundo párrafo con que inicié este artículo:

Dije que por una diferencia del 5 % no puedo considerar mi premisa como una teoría demostrable.

Los que actúan con una mentalidad competitiva o terrenal dirán que el 5% es poco o mucho desde que punto se mire. Hay un dicho popular que dice “por una teta no fue vaca” y los genetistas también dirían que en una cadena de ADN el 5% de diferencia puede significar lo que separa al hombre del mono (este no es un dato exacto, sólo lo traigo a colación para que se entienda el concepto).

Sin embargo como en toda la ley de la atracción, aquí tampoco hay que emplear la mente competitiva, sino una mentalidad creativa o espiritual.

Qué significa lo anterior: Que ese 5% que me faltó para poder redondear el descubrimiento (actuando con una mentalidad creativa) es en realidad un “mensaje” por medio del cuál el subconsciente me comunicó que mi premisa estuvo muy cerca de la interpretación correcta.

¿Ahora cómo llegué a determinar esa hipótesis? Pues en forma fortuita, la que comienzo a explicar a continuación:

Hace unos días atrás cuando estaba en mi auto esperando por un trámite me llaman de mi oficina al celular, para informarme que había surgido un problema pequeño consecuencia de otro problema recién resuelto (no viene al caso explicar el mismo porque no hace a la cuestión que estoy tratando, además en otro artículo lo voy a enunciar para describir lo que yo denomino “encadenamientos de problemas”).

Entonces como consecuencia de dicho llamado mi primera reacción ante esa circunstancia fue decirme para mis adentros: la p....madre no termino de resolver un problema que atrás aparece otro pisándome los talones y seguía diciéndome, no me dejan en paz (los problemas).

Sin embargo esa sensación de amargura me duró sólo 10 segundos y a continuación (a causa de la información que voy obteniendo de las lecturas por un lado, más las experiencias que obtengo de las prácticas que continuamente estoy ejercitando por otro lado), llegué a realizarme (sabiendo que todo problema trae consigo el embrión del próximo éxito) el siguiente análisis:

Después que pasaron esos 10 segundos me dije: Pero espera, si me vino este otro problema significa que me está por pasar a continuación algo bueno (miren el cambió de mentalidad, que hasta ahora no me había ocurrido, de cómo enfrenté el problema; es decir, no sólo que me puse inmediatamente a buscarle su solución, sino que además lo primero que hice fue considerarlo como algo positivo).

Y ustedes dirán ¿qué fue lo positivo?

El problema me fue informado a las 15,30 hs y a las 17 vinieron a mi oficina (recuerden que tengo inmobiliaria) unas personas acompañadas por un colega (en mi rubro no consideramos a nuestros colegas como competencia, sino como seudo socios, ya que trabajamos compartiendo muchas ventas, a veces uno tiene al vendedor y otras veces pasa que el otro anda buscando un departamento para un comprador y cada uno le cobra sus honorarios a su cliente en caso de formalizarse la venta).

Concluyendo: Estas personas vieron el departamento que era de un valor importante y hicieron una oferta por el mismo, pero a causa de una diferencia en el precio del 5 % entre lo que estaba dispuesto a pagar el comprador y lo que estaba dispuesto a rebajar el vendedor no se pudo concretar la operación.

Ahora ustedes dirán, entonces ¿qué trajo de positivo si la venta no se realizó?

Pues lo que hay que analizar aquí es esa “coincidencia” que surgió a partir de que yo consideré a ese problema que apareció como una bendición y no como una maldición.

Es decir, lo que vengo diciendo en otros artículos, las coincidencias no existen, todo es consecuencia de algo y si pasan es porque consigo traen un mensaje oculto que hay que saber interpretarlo, porque tomar reservas no es cosa de todos los días (a causa de la recesión imperante a veces pasan una sola oferta mensual), incluso hasta empleando una mentalidad competitiva, uno sabe que por una cuestión estadística, cada departamento se muestra de promedio más de diez veces hasta venderlo, e incluso un porcentaje de ellos reciben una oferta que no prospera hasta que efectivamente se concreta su venta.

Lo que quiero decir con lo anterior es que aun cuando le rechacen una reserva es positivo, porque se estaría cumpliendo con la estadística, lo que significa que la siguiente reserva tiene más probabilidades de ser aceptada.

Independientemente del razonamiento competitivo (pero positivo) que empleé en el anterior párrafo, lo destacable de esto vuelvo a reiterarlo, es ese mensaje que implica dicha “coincidencia”.

Ahora bien, yo dije que al considerar ese problema que cite como una bendición (la premisa) trajo aparejado la deducción que a continuación iba a ocurrir algo positivo (la hipótesis).

Entonces el siguiente análisis que yo me tengo que hacer (siempre con una mentalidad creativa) es preguntarme (siguiendo con la investigación) ¿En qué falló la hipótesis para que no se cumpliera en su totalidad?

Será tal vez, que tuve 10 segundos de amargura y en realidad no hay que tener ningún pensamiento negativo (esto último me parece imposible de conseguir, porque nadie tiene la sangre fría como para no reaccionar negativamente aunque no sea por un instante ante un inconveniente o problema que se nos presente y que además no estábamos sobre avisados de que pudiese ocurrir).

Pero sí considero que tal vez como leí en un artículo de otro autor: “Todo pensamiento negativo (que se aplique con emoción) se puede anular su consecuencia si inmediatamente y antes de los 7 segundos, se le impone un pensamiento positivo y opuesto al mismo.”

Es decir mi hipótesis podría haberse convertido en realidad sí ante el conocimiento del problema, ¿mi reacción negativa hubiese durado menos de siete segundos?.

Esa será una investigación que deberé profundizar, practicando con cada problema que me vaya apareciendo.

Respecto a lo último expresado, a quienes quieran experimentar lo mismo les aconsejo ante cada problema que les surjan anotar en una libreta:

1º) Cómo está conformado el mismo y fecha en que les sucedió.
2º) Cómo reaccionaron ante él.
3º) Cuánto les duró esa mala sangre inicial.
4º) Qué les ocurrió con posterioridad (tanto positivo como negativo) ya sea si se pusieron a resolver o no dicho problema con la rapidez que dicha situación amerita.
5º) Y lo principal y que se constituye en el corazón de este artículo, ¿ Consideraron en algún momento que el mismo (el problema que están enfrentando) les sucede porque trae consigo las llaves del próximo éxito?.

Y siguiendo con las preguntas que me hago, ¿no será que mi hipótesis es correcta, pero no funcionó en ese momento porque (como muchas veces sucede) Dios me está reservando como premio ante la constancia y mentalidad positiva demostrada, algo más importante, como por ejemplo que dentro de 17 días pueda vender ese mismo departamento con un cliente propio y entonces obtenga el doble de ganancias en mis honorarios?.

Y volviendo a la hipótesis que plantee voy a hacer la siguiente analogía para que se entienda ese cambio de mentalidad que considero que hay que realizar:

Supongamos que ustedes trabajan en el mantenimiento de un hotel de 5 estrellas y que trabajan a comisión, a más inconvenientes resueltos “les pagan más”, cuanto más rápido lo hagan “les pagan más”, cuanto más grandes sean los problemas que se presenten, una vez resueltos “les pagan más”.

Es decir como trabajadores cada vez que de la gerencia del hotel le avisen que surgió un problema (arreglar una canilla que pierde, encolar una silla que se les aflojó las patas, problemas reiterativos, e incluso siempre puede surgir algún problema nuevo), ustedes ante dicha comunicación se pondrán contentos porque si no existieran esos problemas no podrían cobrar, cuanto más grandes sean más contentos estarán, porque mayor será el dinero que ganaran.

Pues con la ley de la atracción sucede justamente esto (según mí hipótesis), con la diferencia que en vez de trabajar para un gerente de un hotel de 5 estrellas están trabajando para Dios (lo que yo denomino trabajo encubierto). Y Él nos manda todos los días problemas de distinto calibre (cómo lo hace, obviamente que no lo se, pero sucede).

Y Dios, ante la resolución de cada problema, de la rapidez que empleemos para resolverlo, de la mentalidad positiva que apliquemos al encararlo y de considerarlos principalmente como una bendición, directamente proporcional será la paga que Él nos realice.

Y volviendo a la experiencia que tuve ese día en el auto, hoy me surgen dudas de donde me faltó dar esa media vuelta de tuerca, pero presiento que estoy muy cerca.

Incluso cuando en ese momento me había hecho esa exclamación de que me estaba sucediendo ese problema porque algo bueno venía detrás, tuve por un momento una sensación de que el conocimiento de la ley de la atracción se había abierto totalmente ante mi mente, es como que por un momento sentí que esos “jeroglíficos” que implica poder interpretar correctamente los postulados de esta “Ley” los podía leer claramente.

Ahí fue que miré para arriba dirigiéndome a Dios y exclamé sólo con mis pensamientos: Viejo sos un capo......

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

martes, 2 de marzo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - Dar para recibir

En la mayoría de las religiones enseñan el concepto de dar para recibir. Y uno al aprenderlo de chico lo asimila en forma automática sin analizar su verdadero significado.

Nos enseñan que si somos “buenos” dando a los necesitados, Dios nos retribuirá. Y esto es verdad sólo hasta cierto punto (actuando con la misma mentalidad con que dicho concepto nos fue enseñado).

Y digo lo anterior porque hay que saber diferenciar entre “dar” porque sentimos que es una obligación “moral” al “dar” por una necesidad “espiritual”.

Para la mayoría a primera impresión, no parecería que hubiera diferencia entre una actitud moral o un sentimiento espiritual, sin embargo veremos como si bien su aplicación es idéntica, su motivación es completamente opuesta.

Como dije anteriormente, desde chicos nos enseñaron que debíamos dar, pero no tanto porque esto nos hacía buenos, sino para no ser malos. Es decir se nos brindaba una enseñanza más pensando en el castigo que podríamos recibir, que por la bondad que debía nacer naturalmente de cada uno de nosotros.

Por otro lado están los que realizan donaciones gritándolo a los cuatro vientos, no porque les importe un bledo el semejante, sino porque es parte del estatus que logran al dar a publicidad dicho acto y no hablo necesariamente con dar algo material, conozco personas (sólo me refiero a una minoría por supuesto) que van a grupos religiosos (incluso de distintos credos) a brindar “ayuda” y por otro lado en el trabajo si les dan la oportunidad te clavan el cuchillo por la espalda.

Es decir, vemos que la mayoría aplica el concepto de dar para recibir en forma equivocada: Unos por estatus y otros por el temor hacia Dios.

Sin embargo la forma que implica su correcta aplicación tiene que ver con la “emoción” que uno inyecte a dicha acción de dar.

Como ustedes verán lo que estoy diciendo es el común denominador en toda la Ley de la Atracción: “la emoción” con que realicemos, deseemos y procuremos cada una de nuestras metas y objetivos.

Ahora ustedes dirán qué diferencia hay en dar con emoción (la forma correcta) y por status o temor a Dios.

Pues la diferencia se encuentra en el beneficio que obtendremos. Ya que en la medida que nuestro objetivo sea ayudar al otro sin ver que dirán los otros (incluido Dios) estaremos comportándonos por bondad y no por un interés específico. Y esto nos traerá como consecuencia una “reacción positiva” a la “acción benéfica” que acabamos de realizar.

Ustedes se dirán en qué forma se producirá dicha reacción; pues de la forma más inimaginable. Si su proceder es consecuencia “del amor” ese beneficio llegará indefectiblemente como algo material, sentimental o espiritual, pero llegará.

Es decir si ustedes dan motivados por la bondad, Dios o como quieran llamarlo los retribuirá de la misma manera.

Ahora para entender esto deben actuar como siempre, con una mentalidad “creativa” (característica de quien actúa empleando correctamente la ley de la atracción) y no con una mente especulativa.

Porque incluso quien aprende que dando (a modo de ejemplo) $ 1 va a obtener una retribución monetaria de Dios, no quiere decir que si da 10 veces más, va a recibir un “premio 10 veces mayor”.

Es decir donde dejamos de actuar con emoción y especulamos por poco que sea, no obtendremos beneficios o estos serán muy pequeños.

Yo estoy seguro que si uno da con emoción verdadera $ 1 a alguien necesitado (no a un vago que no le gusta trabajar pudiendo hacerlo, aclaremos) obtendrá un premio de Dios.

Y por otro lado si damos en vez de un peso, $ 1.000, el premio que obtengamos será aún mucho mayor.

Pero ojo, aquí está el cambio de mentalidad total que debemos transitar para que se produzca el resultado buscado. Porque si siempre estamos acostumbrados a dar $ 1, cómo pasaremos de golpe a dar $ 1.000 sin hacerlo en forma especulativa o sin que nos duela sacar de nuestro bolsillo más plata de la cual estábamos acostumbrados a hacerlo.

Con esto último quiero decir: El dar de corazón nos traerá benéficos, pero cómo podemos aprender a aumentar esas “donaciones” sin perder emoción en la acción que las motiva.

Lo último me lo imagino como con todas las enseñanzas que uno va aprendiendo en la ley de la atracción, se irá dando con la práctica y yendo de menor a mayor.

Hasta ahora ustedes dirán que dije bla, bla, bla, bla, pero también se preguntaran cómo podemos aplicar esa “emoción” de la cual reitero continuamente en este artículo.

Pues para graficar lo anterior voy a dar un ejemplo con el cual yo mismo aprendí lo que significaba dicha enseñanza:

Hasta hace dos semanas atrás en mi página Web vendía en formato PDF mí novela “Los Pirineos y su secreto” por una valor de siete dólares, con la particularidad que primero mandaba por mail un ejemplar a quien me lo solicitara y sólo después de que este lector la leyese y considerase que valía su precio, recién luego me podía enviar el pago por Pay Pal.

Yo sabía que dicha acción iba a producir que la mayoría no pagase la novela, pero actuando con una mentalidad especulativa, me decía que en el volumen de envíos un porcentaje estaría de acuerdo en hacerme el pago, y en consecuencia a mayores entregas más posibilidades tendría de aumentar el número de ventas.

Y los resultados empezaron a verse, pero con una particular característica: los primeros lectores que me comunicaban que estaban dispuestos a pagarme, me informaban que no contaban con tarjeta de crédito y en su defecto me pedían si podían enviarme los siete dólares por Western Union o un medio similar.

Cuando averigüé que enviarme ese importe implicaba en concepto de gastos de envío una cifra similar o mayor a la de dicho pago, les iba comunicando a cada lector que por más que el mismo estuviese dispuesto a hacerse cargo de dicho adicional, para mí era un despropósito.

Entonces a cada uno les iba sugiriendo que para su caso consideraría realizado el pago, si donaban esos siete dólares a cualquier Institución de caridad de su elección.

Cuando terminé de escribir a esos cuatro o cinco lectores, me percaté de “esa coincidencia”: Todos los que habían querido pagarme no podían hacerlo por Pay Pal, lo que produjo indirectamente que yo donara por medio de estos mismos los siete dólares que cada uno me iba a abonar.

Ahí me di cuenta de que no era sólo una coincidencia sino un “mensaje” que me incitaba a realizar las donaciones.

Por lo tanto entendido ello, directamente cambié el párrafo en mi Web (esto fue cerca del mediodía antes de irme a almorzar) en donde decía que me tenían que pagar los siete dólares si consideraban que yo lo merecía, por otro párrafo en donde explicaba que si les parecía, debían realizar directamente ellos esa donación de la que hablé más arriba.

Hasta ahora ustedes dirán dónde está la enseñanza que aprendí, independientemente de ese “mensaje” que dije que recibí.

Pues grande fue la sorpresa que recibí cuando a la tarde a la hora de haber abierto mi oficina (es decir 4 horas después de que había asentado dicho cambio en mi Web), apareció un hombre al que tres días atrás le había mostrado una propiedad importante, y que venía a hacer una oferta por dicha compra.

Si bien dicha venta todavía no la cobré, sí se encuentra cerrada su concreción y es una de las mejores ventas que he realizado en los últimos doce meses, lo que motivará que los honorarios que obtenga por dicha transacción equivalgan a la ganancia que hubiese implicado la venta de cientos de mi novela .

Es decir, percibí por la práctica de estar continuamente aplicando la ley de la atracción, ese mensaje que me indujo con “emoción”a donar los beneficios de mi novela y por contrapartida aprendí esa enseñanza de la que hablo al principio de este artículo:

Dar con emoción para recibir con gratitud.

La mayoría y yo mismo también lo digo: Ello no me convierte todavía en un millonario, lo cual es mi verdadero deseo, sin embargo es muestra de que el camino que elegí sí es el correcto.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.