lunes, 12 de abril de 2010

LEY DE LA ATRACCION - La Trinidad (Parte 2)

Nota del autor: Este artículo debido a su extensión fue dividido en tres partes, a ser publicados uno semanalmente. A continuación la Parte 2:

Aquí es entonces donde comenzaré específicamente a desarrollar el tema que da título a este artículo.

Para ello veamos nuevamente la frase que pronunció Jesús:

“Yo te aseguro que esta misma noche, antes de que cante el gallo, me habrás negado tres veces.”

Ahora empecemos a analizar esta frase como investigadores de la ley de la atracción.

¿Qué es lo que llama la atención sobre toda la frase como algo fuera de lo común?

No la profecía, porqué Jesús ya lo había hecho muchas veces con anterioridad. Que la negación se haya producido antes que cante el gallo (antes que amanezca) podríamos relacionarlo con antes que termine el día, es decir el hoy, el ahora, que es una de las principales enseñanzas de la ley de la atracción, el pasado y el futuro no existe, sólo existe el presente.

Sin embargo las palabras que para mí ese día sobresalieron por sobre todas las demás y que son las que quiero analizar en particular son:

“tres veces”

¿Porqué estas palabras me llamaron la atención de sobremanera?

Y ahí es donde comienzo a hacerme los siguientes interrogantes para tratar de encontrar una respuesta a mis cuestionamientos:

¿Porqué Jesús predijo y por consecuencia Pedro lo hizo, de negarlo tres veces y no dos o cuatro?

¿Ese “tres veces” fue casualidad o una intencionalidad hecha adrede para transmitirnos un mensaje o una enseñanza?.

Entonces a partir de esto comencé a analizar la Biblia, específicamente en la Pasión de Cristo y durante la posterior resurrección de Él y encontré las siguientes “coincidencias” (y si buscan encontrarán muchas más a lo largo de todo el texto bíblico) que primero enumeraré, para después analizarlas con profundidad (en particular las dos primeras):

1º) Las ya citadas tres negaciones de Pedro profetizadas por Jesús durante la última cena.

2º) Las tres veces que Jesús fue a orar a Dios en el huerto de Getsemaní.

Según el Evangelio de Mateo dice en 26,38-46:

38-Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
39-Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40-Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?.
41-Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42-Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad.
43-Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño.
44-Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45-Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.
46-Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.

3º) Los tres crucificados en total que hubo ese día.

4º) Las tres horas de agonía que sufrió Jesús en la Cruz.

Según el Evangelio de Mateo dice en 27,45-46:

45-Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.
46-Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

5º) La resurrección de Cristo al tercer día.

6º) En la tercera vez que Jesús se manifestó a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos y que dirigiéndose a Simón Pedro le repitió la misma interrogación tres veces.

Según el Evangelio de Juan dice en 21,14-17

14-Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
15-Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro; Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo: Apacienta mis corderos.
16-Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas.
17-Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.

La primera respuesta que a todos nos vendría a la mente es la relación de “tres” con La Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). Y esto es cierto, pero ¿porqué se nos hace notar ello en esas frases o sucesos?.

Para dar respuesta a ello antes que nada voy a reiterar una hipótesis anterior (citando dos párrafos que la describen), ya que la misma se complementa con la que estaré planteando en el presente artículo y que desarrollé en el artículo “LEY DE LA ATRACCIÓN – El trabajo encubierto”:

“Los problemas deben aparecer en nuestra vida si o sí, porque a medida que vayamos solucionando los mismos será como ir subiendo de nivel, es decir, a mayores problemas más alto subiremos en el nivel de aprender a obtener las herramientas “mentales” que nos permitan hacer cumplir nuestros deseos más importantes. “

“Y Dios, ante la resolución de cada problema, de la rapidez que empleemos para resolverlo, de la mentalidad positiva que apliquemos al encararlo y de considerarlos principalmente como una bendición, directamente proporcional será la paga que Él nos realice.”

En ese artículo yo expresé que dicha hipótesis no se cumplió por un 5%. Ahora bien, esa media vuelta de tuerca que me faltó realizar ¿no será la hipótesis final que estaré planteando como consecuencia del análisis que comenzaré a realizar?.

Recuerden, para analizar la Biblia como si fuera un libro de la ley de la atracción hay que hacerlo guiados no por el razonamiento clásico, sino con la sencillez y la pureza de la mente de un niño.

Según el Evangelio de Marcos dice en 10,13-15:

13-Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban.
14-Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
15-De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

Nota del autor: Este artículo por su extensión continuará la próxima semana.............

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.