lunes, 31 de mayo de 2010

LEY DE LA ATRACCION - Exitos y fracasos

Éxitos y fracasos, la cara de una misma moneda.

Los que ya están compenetrados con la ley de la atracción, saben que el inclinarse más sobre el éxito o el fracaso depende de la mentalidad o pensamientos positivos que se arraiguen en nuestra mente.

Pero lo anterior es sólo parte de la verdad. Ya que para que funcione plenamente esta “ley” debemos aplicar dicho concepto siempre en movimiento, siempre avanzando. ¿Qué quiero decir con esto?

Que Dios nos dio la herramienta para poder ejecutar el dominio de dicha ley; pero para que ocurra esto, aparte de tener esa herramienta (los pensamientos y deseos positivos), debemos saber usarla; porque Dios quiero lo mejor para cada uno de nosotros, pero como mínimo también nos exige que trabajemos un poco en ello, de lo contrario nos hubiese creado a todos como gusanos y larvas.

Con lo expresado en el párrafo anterior quiero decir que, usar esa herramienta implica tener siempre una meta por delante que nos obligue a avanzar continuamente.

Es decir, con tener un deseo positivo no es suficiente, además a ese deseo hay que imprimirle ese “movimiento” que implica estar siempre detrás de esa meta que nos impusimos.

Entonces volviendo al concepto del éxito y del fracaso, ¿cuál es la diferencia por la cual una persona se queda anclada en un lado u otro?

Pues no es ni la buena ni la mala suerte; la diferencia se encuentra en la “actitud” con que enfrentemos las situaciones que nos toque sobrellevar diariamente.

Todos los días nos toca tirar la moneda para arriba. Cuando cae la atrapamos con la mano y vemos que cara nos toco.

Ahora veamos cómo se comporta el pesimista y el optimista ante la misma situación, cuando la moneda nos muestra la cara del fracaso.

Los que son por naturaleza pesimistas dirán: Ya no puedo, he llegado al final del camino.

Mientras que los optimistas contrariamente expresarán: Este fracaso es sólo el primer peldaño que me llevará a mi mayor éxito.

¿Se entiende la diferencia?; para el pesimista la misma circunstancia (el fracaso) es como un veneno para el espíritu, mientras que para el optimista el fracaso es el alimento que le permitirá crecer y obtener fuerzas para dar el siguiente paso.

Ya que lo importante es siempre dar el siguiente paso, el que viene por delante, ese que será siempre mayor al anterior.
Entonces al pesimista cuando la moneda le caiga con la cara del fracaso, se detendrá y quedará inmovilizado, por días, semanas y a veces por años, dependiendo de qué tipo de fracaso estemos hablando.

En cambio el optimista (el que ejecuta los preceptos correctamente de la ley de la atracción), cuando le toque la cara del fracaso, simplemente tomará la moneda en sus manos y la tirará inmediatamente para arriba tanta veces como fuera necesario, hasta que la moneda le caiga nuevamente con la cara del éxito.

Y cuando ello ocurre esa persona optimista disfrutará del momento, pero poniéndose a continuación constantes metas para seguir creciendo y buscando nuevos y mayores éxitos.

Por eso quedarse en el presente del fracaso es tan negativo como quedarse en el éxito del pasado; el único camino correcto es avanzar siempre pensando en el éxito del mañana.

Todos los días tiramos la moneda para arriba, todos los días la moneda es distinta a la anterior, cada vez más grande, porque siempre el éxito que nos espera por delante es mayor que el éxito que conseguimos ayer.

Todo éxito futuro siempre superará a todos los fracasos de nuestro pasado; entonces porque detenerse cuando el moverse para adelante sólo nos acerca más a nuestro próximo éxito.

Recién yo tire mi moneda para arriba, bien fuerte, bien arriba, esperando con “emoción” que me depara el futuro, tratando de intuir cuando caerá la moneda con la cara de mi mayor éxito.

¿Y tú, ya tiraste tu moneda para arriba?

Y me despido de este artículo repitiendo esta frase que es el corazón de la ley de la atracción y que dijo Jesús, según el evangelio de Marcos (11,23-24):

23-Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

24-Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.