miércoles, 23 de junio de 2010

LEY DE LA ATRACCCION - ¿Existe la competencia?

Mi intensión inicial era seguir traduciendo versículos del Nuevo Testamento, demostrando de esa manera que la Biblia es también un libro que oculta las enseñanzas de la Ley de la atracción; sin embargo como me pasa en el 90% de los casos, cuando me voy a dormir, antes de acostarme en algunos casos, o como me pasó en esta ocasión cuando me desperté durante las noche, como me sucede la mayoría de las veces, me vinieron a la mente los conceptos que en realidad empezaré a volcar a continuación.

Pero antes les haré una breve explicación de cómo me manejo en Internet.

Normalmente además de subir los artículos que escribo en mi Web, también hago lo mismo en otros 30 sitios, donde los Webmaster pueden tomar una copia de cada uno y ponerlos en sus propios sitios, debiendo respetar siempre la autoría y procedencia de los mismos.

Esta forma de proceder beneficia tanto al autor de los artículos como a quien los toma; porque por un lado al ser subido sus artículos a otras Webs el enlace de dicho autor se multiplica exponencialmente beneficiándose su propia página; mientras que los que toman dichos post obtienen material gratuito para ofrecer en lectura en sus respectivos sitios.

Es decir, a mi no me extraña que mis artículos sean leídos en las páginas de otros autores, pero lo que si me llamó la atención fue quien era uno de estos autores.

¿Porqué digo ello?. Porqué uno de esos autores es el Dr. Bonomi, que en la Argentina considero es el más importante hoy en día que habla sobre la ley de la atracción y que hace ya más de 20 años que trata sobre el tema.

Y digo me sorprendió, porque en cierta forma yo soy su “competencia” y al poner mis artículos con mi firma en su Web, es como si digiera a sus lectores: Este hombre escribe cosas interesantes, léanlo.

Es decir, por un lado se beneficia porque consigue información gratuita, pero por otro lado me está dando una palmada delante de todos sus lectores, como diciéndome: ¡Bien hecho!

¿Qué quiero decir con esto?, y aquí es donde va la enseñanza que yo rescato y que el Dr. Roberto Bonomi nos está transmitiendo:

Con la ley de la atracción la competencia no existe (ya lo adelanté en mí artículo titulado “la vista del águila” y aquí vengo a profundizar y a ejemplificar esta enseñanza).

El Dr. Bonomi también sabe que si ayudamos directa o indirectamente a quien circunstancialmente lo podemos considerar nuestra competencia, el beneficio que trasmitamos hacia “el otro” nos volverá como un boomerang positivo acrecentado exponencialmente nuestro propio éxito.

A tal efecto repitiendo la enseñanza que el mismo nos brinda, transcribo a continuación el enlace que los llevará a su página:

http://www.drbonomi.com/art/la%20ley%20de%20atraccion/la%20ley%20de%20atracción%20-%20la%20vista%20del%20águila.html

Y ya que estoy hablando bien de mis “competencias”, transcribo también el enlace de quien es el más conocido a nivel mundial; me estoy refiriendo a Bob Proctor:

http://www.bobproctorenespanol.com/index.html

Es decir resumiendo, si uno ayuda a otra persona, cuanto menos conozcamos a esa persona, cuanto menos amiga sea, el beneficio será mayor.

Ya que si por nuestro aporte, le ayudamos a subir a ese individuo dos escalones, por otro lado nosotros de la manera menos inesperada por medio de la ayuda de otras personas, a su vez subiremos mucho más que dos escalones.

Así dijo Jesús según el evangelio de San Mateo 22, 37-40:

37-Jesús le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
38-Este es el gran mandamiento, el primero.
39-Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
40-Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos.”


Aquí vemos como se nos está confesando que el mayor secreto para que funcione la ley de la atracción es cumplir con lo que dice este versículo.

Porque ahí está el corazón de todo; el mirar al otro como si nos estuviéramos mirando nosotros mismos frente a un espejo. Y a tal efecto voy a citar tres ejemplos que experimenté en persona.

Pero primero les recalco que para lograr ello no implica que uno deba dejarse pisotear por nadie, porque en definitiva yo tampoco soy la Madre Teresa; porque si alguien me escupe en la cara, no tengan la menor duda de que al otro le voy hacer besar el piso.

Con lo anterior digo: Para triunfar con la ley de la atracción, a diferencia de lo que nos fueron inculcando de las distintas religiones, no hay que ser un pobre idiota que no se defienda ante el ataque de los demás; después de todo los grandes triunfadores, por lo menos la gran mayoría, son los que muestrean personalidad y actitud en sus acciones.

Es decir, uno puede defenderse cuando la situación así lo indica; pero lo que uno si debe hacer después es desearle con el espíritu el bien a esa otra persona, lo mismo que a la competencia y a cualquier persona que se cruce en nuestro camino aun cuando no la conozcamos.

Entonces volviendo a los ejemplos que yo experimenté personalmente, voy a dar tres de ellos, que fueron los que hasta el momento me aportaron beneficios económicos. Me estoy refiriendo a los citados en los artículos titulados:

-La vista del águila (donde desee el bien a mi enemigo)
-Dar para recibir (donde renuncié a mis ganancias en mi libro e-book)

Y el tercero que es el presente artículo, donde hablé bien de mi competencia.

Y ¿cuál fue el beneficio del que hablo?. Pues en los tres casos (yo tengo inmobiliaria) a causa de mis acciones predeterminadas indicadas en los tres artículos, vinieron personas a comprar una propiedad como consecuencia directa de los hechos que narro en cada post.

Con una particularidad muy llamativa. Mi primera acción trajo su beneficio a los tres días (sin leen ese artículo verán que no es ninguna coincidencia).

Mientras que mi segunda acción (Dar para recibir) trajo mi premio a las pocas horas de haber subido mi artículo a la Web.

Y por último; el presente post todavía no lo tenía escrito aunque si decidido en mi mente, cuando recibí mi premio tres días antes de publicar el mismo (que es cuando materialicé mi acción).

¿Qué quiero decir con esto?. Que en los tres casos hice acciones pensando en el prójimo; y como demostrando la evolución en mi aprendizaje, los “premios” que iba recibiendo se iban adelantando en el tiempo.

Así es que el primero lo recibí tres días después de realizar mi trabajo correcto, el segundo a las pocas horas y el tercero se me pago “por adelantado”.

Ahora ustedes me dirán, pero en definitiva ¿eres ya millonario?. Y yo les tengo que responder: No todavía, pero esa enseñanza que recibí me demuestra cual es la dirección de ese camino a recorrer; e intuyo por las investigaciones que he hecho hasta ahora, que la perseverancia y la Fé son el combustible que nos harán recorrer dicho camino hasta nuestra meta deseada.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.