miércoles, 29 de septiembre de 2010

LEY DE LA ATRACCION - ¿Porqué, para qué?

El título que le doy esta vez a mi artículo no está dirigido a explicar el objetivo de la ley de la atracción, porque ello ya la mayoría lo sabe, sino más bien mi pretensión es ir sobre las palabras mismas de estas dos interrogaciones.

¿Qué quiero decir con lo anterior?

Para explicar lo que acabo de expresar voy a poner un ejemplo de lo que me ocurrió la semana pasada:

Para no identificar a las personas que forman parte de esta historia, voy a ser ambiguo sobre el lugar a donde me dirigí a realizar “esta compra”.

Dada las características de lo que tenía que comprar, pero básicamente por el descuento que me realizaban sobre el mismo, tuve que ir a un comercio que no era de capitales privados; es decir sus empleados y directivos sin temor a equivocarme puedo asegurar que comen gracias a la plata de mi bolsillo, vaya o no vaya yo a dicho comercio. ¿Hasta ahí nos entendemos?.

Bien, normalmente en “ese comercio” de no mas de 60 metros cuadrados hay atendiendo siempre tres personas, pero cuando fui solo había una (porqué, hasta ese momento no lo sabía).

Obviamente tuve que esperar a que atendieran primero a las personas que estaban delante mio. Cuando me tocó el turno le pedí el producto que necesitaba, pero el empleado al querer facturarlo necesitaba un código que éste no lo sabía; entonces me dijo que pasara más tarde; ¿saben porqué?, porque los otros empleados estaban en una reunión en un cuarto a tres metros de distancia.

Si a mí me pasaba esto hace dos años atrás armaba un despelote bárbaro, pidiendo el libro de quejas y obligando a que viniera un responsable a atenderme; porque como dije anteriormente yo les pago el sueldo a todos ellos y no puede ser que estos “señores” se crean que están en una reunión presidencial y no sean capaces de permitir que dicho empleado que me atendió abriera la puerta por diez segundos, sólo para pedir dicho código.

¿Esto que les narré les parece conocido?. Ustedes dirán si me paso será porque yo atraje a esa manga de inútiles, y sí es cierto, nosotros mismos atraemos lo positivo y lo negativo; es decir los inútiles y los inservibles siempre van a existir para ir a donde los “llamen”.

¿Entonces cuál es la enseñanza de esto?. Cuando el empleado me dijo que no me podía facturar porque sus “amiguitos” estaban en reunión, yo me dije para mis adentros con total tranquilidad:

¿Porqué, para qué, me sucedió esto?

Si bien toda esta situación me hizo al tener que volver más tarde, perder media hora de mi tiempo, lo cual podemos decir en definitiva que no tiene mucha importancia, significó que sabiendo como funciona la ley de la atracción, que me hiciera ese doble interrogante.

Algunos autores dicen que cuando pasa algo así es porque dicha persona está desalineada con el Universo, y eso es cierto, pero además como he dicho en otros artículos (como en “El trabajo encubierto”), cada complicación que se nos presenta trae consigo un beneficio oculto mucho mayor que el perjuicio que se nos presenta a simple vista.

Y una forma para poder llegar a identificar esos beneficios o lo que es más importante en este caso, anular los pensamientos negativos, es realizarnos ese doble interrogante que cité más arriba, cuando nos sucede algo molesto o perjudicial.

Al yo preguntarme en ese momento ¿Porqué, para qué, me sucedió esto? Produje en mi mente un reconocimiento de que ello ocurría porque el Universo estaba actuando, entonces independientemente que se me cruzaron en mi camino esa “manga de inútiles”
yo sabía que lo que sucedía tenía que pasar por algo, entonces evité “calentarme” y tener pensamientos de odio y ofuscación ante todos esos empleados que no tuvieron el más mínimo respeto hacia el prójimo.

¿Y esto es importante? Vaya si lo es. Si leyeron el artículo, entre otros, “El apocalipsis” entenderán lo que digo.

Como expresé en dicho artículo de acuerdo a la interpretación que hice de dicho fragmento Bíblico, en nuestra mente se produce diariamente el apocalipsis, ya que el mismo es una batalla diaria entre los pensamientos positivos y los negativos; por lo tanto todas las herramientas que empleemos para reducir dichos pensamientos confrontativos terminarán por beneficiarnos.

Prueben lo que digo en sus propias experiencias, háganse ese doble interrogante inmediatamente cada vez que les suceda algo molesto y verán como en muchos casos los pensamientos negativos no aparecerán o si lo hacen serán muchos menos que si no emplean esta técnica.

Todo esto es un cambio mental y hasta que tanto yo como ustedes aprendamos a hacerlo encontrando el camino más recto hacia dicho objetivo, debemos momentáneamente ir utilizando las herramientas que nos permitan acercarnos a esa victoria que se narra en el Apocalipsis.

A partir de ahora y de aquí en adelante la verdad de la “Palabra” empieza a develarse, el que quiera entender que entienda.

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Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.